“All children are artists. The problem is how to remain an artist once he grows up.” - Pablo Picasso
8.23.2009
Nocturno
Nocturno en Harlem / Earl Hagen
Tener que seleccionar relatos presentados para un concurso, no es tarea fácil. Los relatos me hablan de su escritor, anónimo, y antes de aplicar un criterio racional, les imagino terminando de grapar la tercera copia, sonriendo ilusionados a su pareja, a sus padres o a su perro, y cerrando el sobre para el concurso. Puedo oler sus perfumes, y sentir el último latido del que ha corrido, o la sentada y bien meditada presentación del profesional del concurso.
No es fácil porque cada uno de ellos es un mundo único y precioso. Mi relato abortado que ya no podré presentar al formar parte del entramado del jurado, versaba sobre la desaparación de un inocente, que a la postre termina siendo como todos nosotros, un inocente con alma culpable.
Mi agradecimiento por poder leer todos estos relatos, dulces y salados, claros y cripticos, ingenuos o abiertamente tramposos.
Ahora me siento un poco más culpable; ahora me viene a la cabeza la labor terapeútica y manifiestamente tramposa, repito, de la confesión.
8.17.2009
Dantesca
Limón mesa inclinada
larga de adioses matemáticos, huecos, predecibles.
Escorada mi cabeza
apunto la ranura del cajero equivocado enciendo las alarmas de los templos.
El balancín golpea sin piedad
la campana adornada con tintura de cráneos centenarios de ciguëñas aplastados.
Oraciones quemadas con orujo incandescente mantienen en pie el ciprés comunitario.
Flores y agujas de pino en la cabeza de la novia
sedienta gotas de sudor dulce.
Grilletes ácidos en los novios ya amados algunas veces.
Probé esos licores derramados luego
como plomo incandescente moldeando sonrisas.
Cierro esta noche agotado por fin esta caja de pandora.
Comulgo con su llave, mis ojos centellean dentro.
Cuadernos de la noche / Manzanares el Real, agosto 2009
larga de adioses matemáticos, huecos, predecibles.
Escorada mi cabeza
apunto la ranura del cajero equivocado enciendo las alarmas de los templos.
El balancín golpea sin piedad
la campana adornada con tintura de cráneos centenarios de ciguëñas aplastados.
Oraciones quemadas con orujo incandescente mantienen en pie el ciprés comunitario.
Flores y agujas de pino en la cabeza de la novia
sedienta gotas de sudor dulce.
Grilletes ácidos en los novios ya amados algunas veces.
Probé esos licores derramados luego
como plomo incandescente moldeando sonrisas.
Cierro esta noche agotado por fin esta caja de pandora.
Comulgo con su llave, mis ojos centellean dentro.
Cuadernos de la noche / Manzanares el Real, agosto 2009
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